Tenemos delante nuestro la imagen de un hombre muy humilde y sencillo que, a pesar de sus grandes condiciones intelectuales, el grado de jerarquía en la iglesia alcanzado y el afecto y admiración que despertaba en la gente, nunca se dejó engañar por la adulación.
Para nosotros, en especial los bautizados de esta Nación, la imagen de Esquiú nos llena de admiración, agradecimiento y estímulo...Admiración por su modo de vivir el Evangelio y la imitación de Cristo en el quehacer de todos los días. Su ejemplo nos sirve de guía en el camino de la vida, pues la perseverancia en el buen obrar y en la entrega, puede ser patrimonio de cualquiera, siempre y cuando querramos comprometernos con lo que Dios espera de nosotros.
Agradezcamos a Dios por darnos personas
como Fray Mamerto,
consagradas de corazón al servicio de los demás.
Que hermoso es ver a los niños y a toda la comunidad educativa celebrando y reconociendo a Fray Mamerto Esquiú y a la Virgen María como sus ejemplos a seguir y sus guías además de un mensaje de amor y humildad tan necesario en estos tiempos difíciles.
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