Su nombre es el estandarte que nos identifica y que día a día nos conduce en nuestra tarea de educar. Por eso, el miércoles 11 compartimos una Santa Misa en la que rezamos por su alma y le pedimos que su bendición nos siga protegiendo.
En el día de su fallecimiento, los diarios de la época publicaban:
"Ha muerto no sólo un gran pastor, sino un gran hombre, que iluminó con sus prodigiosos talentos y con la luz de sus conocimientos profundos... El humilde, entre los humildes, que vivía más humildemente aún..."